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Los estándares privados y la certificación de normas internacionales son una condición sine qua non de ingreso a los mercados. Son herramientas eficaces para la defensa del consumidor, la competencia leal y el desarrollo tecnológico

Cada día es más evidente la existencia de riesgos para la salud de los consumidores: la calidad de los alimentos producidos es cuestionada y las producciones incrementan la contaminación ambiental. Ya no existe una relación directa entre el productor y el consumidor, por lo que quienes compran los productos no conocen con exactitud si los vinos, en este caso, cumplen con las expectativas de calidad esperadas, si la forma en que fue producido no contamina o cuáles son las condiciones laborales de sus trabajadores.

Esto sucede con el productor de las uvas, la bodega, el proveedor de insumos de empaque y enológicos, los mayoristas y los operadores de transporte. Por ello, las certificaciones surgen como una herramienta para garantizar que ciertos requisitos se cumplan y así llegue al consumidor un producto inocuo bajo ciertos parámetros de calidad.

La disputa entre bodegas por colocar un vino en la góndola es cada vez mayor, como también es grande la necesidad de generar estándares internacionales para facilitar el flujo comercial. Las barreras al comercio mundial no son las mismas que unos años atrás, sumado a las trabas arancelarias y el cumplimiento de reglamentos técnicos de carácter obligatorio.

Esto obliga a las bodegas a prepararse para competir no solo en el precio sino también en calidad. Y además de elaborar una estrategia de marketing para colocar su vino en el mercado externo y que el consumidor lo elija, deben adecuarse a los estándares internacionales existentes

El hecho de que no haya normas estandarizadas admite la creación de restricciones por parte de los países que limitan la entrada de productos extranjeros a su mercado, beneficiando su empresa nacional.

Las bodegas, además de elaborar una estrategia de marketing para colocar su vino en el mercado y que el consumidor lo elija, deben adecuarse a los estándares internacionales existentes. Implementar ciertas normas trae como beneficio poder acceder y permanecer en ciertos mercados, mejorar la calidad del producto y aumentar la eficiencia en la producción, implementando procesos que traen como consecuencia la disminución de costos. La imagen de la bodega mejora siempre y cuando la norma sea reconocida por los compradores o el consumidor.

En la actualidad coexisten distintos sistemas, ya sea de gestión empresarial, trazabilidad, inocuidad y ambientales con sus respectivos requisitos y cumpliendo cada uno determinados objetivos. Antes de adquirir una norma, las bodegas deben tener en claro a qué mercados quieren acceder, cuáles son los requisitos de sus compradores y qué norma es la que le va a traer mayores beneficios a la empresa.

SISTEMAS DE GESTIÓN

A continuación, describimos algunas de las certificaciones internacionales más demandadas por el sector, las que dividimos en tres categorías:

Sistema de Gestión de calidad ISO 9001:2015

Su principal objetivo es mejorar la calidad de la comunicación al interior de la organización a través de un sistema de documentación flexible. Entre los beneficios está la mejorara de la gestión a través de la comunicación interpersonal entre directivos y sus empleados, la sustitución de los canales informales de comunicación por canales formales y la creación un sistema de documentación y difusión de información en toda la empresa.

Sistema de Gestión Ambiental ISO 14001:2015

Los SGA permiten abordar en forma sistemática las actividades de una organización que pueden afectar al ambiente y aseguran la mejora sostenida de su desempeño ambiental. Los beneficios al implementar y certificar esta norma son: reducción de los costos de operación, mejora de la imagen del producto y de la empresa, identificación de riesgos ambientales, diseño y desarrollo de procesos ambientalmente compatibles, gestión adecuada de los residuos y administración eficiente de los recursos, más la prevención de accidentes ambientales.

Inocuidad alimentaria: HACCP (Análisis de Peligros y puntos críticos de control)

Es una metodología reconocida a nivel internacional que identifica los peligros para la inocuidad alimentaria y establece métodos de control con especial énfasis en la prevención. Entre los beneficios de su implementación se cita: facilitar el acceso a nuevos mercados, responder a las exigencias de los clientes, aumentar la eficiencia en la producción reduciendo costos y disminuir los reclamos y devoluciones.

ISO 22000:2018

Su certificación permite la gestión de la inocuidad dentro de la organización, permitiendo controlar los riesgos, gestionar proveedores, dar respuesta a compradores y garantía a los consumidores en términos de inocuidad. Es aplicable a organizaciones dentro de la cadena de suministro de alimentos que produzcan o elaboren alimentos, aditivos y materiales para su envasado, entre otros. Entre los beneficios están el poder acceder y mantener mercados altamente competitivos, brindar confianza a los consumidores en términos de inocuidad, tener un enfoque de la cadena de suministro basado en las normas ISO y ser integrable con otros sistemas de gestión ISO.

FSSC 22000

Es una norma reconocida por Global Food Safety Iniciative (GSFI). Uno de los requisitos es la implementación de la ISO 22000: 2018 por lo que presenta todos los beneficios antes descriptos y también asegura defensa y fraude alimentario.

NORMAS ORGÁNICAS

SUE: Norma de SENASA en equivalencia con la Unión Europea. Aplica tanto para el mercado interno argentino como también para la Unión Europea en el caso de los viñedos. Para bodegas, solo cubre el alcance del mercado interno y para poder exportar a la Unión Europea se requiere de la equivalencia EEQ.

IFOAM: fue la primera norma de orgánicos en el mundo. Si bien no abre un nuevo mercado a nivel país, sí es una certificación muy reconocida en los mercados europeos más exigentes como una cualidad más de calidad en un producto orgánico certificado.

NOP: Norma orgánica para Estados Unidos. Si los vinos tienen sulfitos solo se pueden etiquetar como “Vino hecho con uvas orgánicas”, no puede figurar en la etiqueta “vino orgánico”. No requiere periodo de transición obligatoria para la producción primaria mientras se demuestre que en los últimos tres años no se hicieron aplicaciones prohibidas en la norma.

NOP/COR: Es la norma estadounidense en equivalencia con la norma orgánica canadiense. Esta equivalencia se solicita cuando se certifica NOP para poder vender vinos orgánicos en el mercado de Canadá.

Estas normas se basan en prevenir peligros potenciales disminuyendo los costos al actuar de manera anticipada y sistematizada, como así también validando que ciertas prácticas son aplicadas.

Para el mercado nacional, el cumplimiento con nuestra legislación es suficiente para producir un alimento inocuo, pero para competir en el mundo se requiere la incorporación y certificación de estándares internacionales. Algunas dificultades que se encuentran al momento de implementar estas normas es la falta de financiamiento para acceder a mejoras en la infraestructura, falta de lineamientos desde la gerencia y la capacitación del personal para llevar a cabo la implementación.

Fuente: observatoriova.com


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