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Mientras que en el mundo el consumo aumentó 73% entre 2010 y 2020, en la Argentina la caída en las ventas de agua embotellada revela un cambio en los hábitos de consumo, impulsado por la inflación y la búsqueda de alternativas más económicas. Beneficiados de gigantes que dejan el negocio en el país.

En los últimos años, el consumo de agua mineral en Argentina ha experimentado un notable descenso. Desde 2018, las ventas de agua embotellada han ido disminuyendo, y aunque en la primera mitad de 2025 se registró un repunte del 10% en comparación con 2024, este nivel aún se encuentra un 12% por debajo de las cifras de 2023. La Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (Cadibsa) ha confirmado que el consumo de agua envasada ha caído un 20% en comparación con el mismo período de 2023.

El consumidor argentino, a contramano del consumo de agua embotellada a nivel global. Un mercado que crece a 6,7% promedio anual.

Este cambio en el comportamiento del consumidor está enraizado en un contexto económico complicado. La inflación astronómica que ha afectado al país en los últimos años ha llevado a muchas familias a reevaluar sus hábitos de consumo, especialmente aquellos ligados al “buen vivir”. Como señaló una fuente de Cadibsa, “el segmento de aguas embotelladas fue uno de los más afectados dentro de la industria de bebidas sin alcohol en Argentina en el período analizado”.

El Impacto de la Inflación y el Cambio de Hábitos

La inflación ha empujado a los consumidores a optar por alternativas más accesibles. Muchas familias han dejado de lado el agua embotellada, optando por el agua de canilla, que consideran una opción más económica. Este cambio de hábito se ha visto reflejado en datos que indican que, a pesar de una leve recuperación en 2025, las ventas de agua siguen siendo significativamente inferiores a las de años anteriores.

En Argentina, aproximadamente el 89,1% de la población tiene acceso a agua corriente. Sin embargo, un 11% de la población, que se encuentra en condiciones vulnerables, no cuenta con este servicio básico. Esto ha llevado a que las familias que dependen del agua envasada busquen maneras de reducir costos. Por ejemplo, el costo de un litro de agua envasada puede variar, pero ronda los $430, lo que se traduce en un gasto mensual considerable para una familia promedio.

Alternativas Económicas y Nuevos Productos

Para aquellos que han abandonado el agua embotellada, la opción de utilizar filtros de agua se ha vuelto popular. Sin embargo, la instalación de un filtro puede requerir una inversión inicial significativa, alcanzando hasta $ 680.000. Este costo, junto con el recambio anual, hace que muchas familias se cuestionen la viabilidad de esta alternativa.

En el ámbito de los supermercados, se ha observado un cambio en los formatos de venta. Mientras que las ventas de botellas pequeñas han disminuido, las de botellones de 5 y 6 litros han aumentado. Esto sugiere que los consumidores están buscando formas más económicas de abastecerse de agua, priorizando el volumen sobre la conveniencia de las botellas más pequeñas.

La Mirada Global y el Futuro del Agua Embotellada

A nivel mundial, el consumo de agua embotellada ha crecido de manera exponencial, con un aumento del 73% entre 2010 y 2020. Se estima que el consumo alcanzará los 460.000 millones de litros para 2030. Sin embargo, este crecimiento plantea serias preocupaciones sobre el acceso al agua potable y su impacto ambiental. La ONU ha anunciado que el acceso al agua segura sigue siendo un desafío para más de 2.200 millones de personas.

En este contexto, es fundamental que los gobiernos revisen sus políticas de suministro de agua y trabajen para mejorar el acceso a este recurso esencial. La creciente dependencia del agua embotellada no solo refleja fallas en los sistemas públicos, sino que también plantea un riesgo para el medio ambiente, con un aumento de la contaminación plástica y el agotamiento de fuentes de agua subterránea.

Los argentinos contra la tendencia global

El cambio en la preferencia hacia el agua de canilla y la caída en el consumo de agua embotellada son síntomas de una crisis económica más amplia que afecta a muchos argentinos. La búsqueda de alternativas más económicas y sostenibles será crucial en los próximos años. A medida que las familias se adaptan a nuevas realidades, también será vital que las políticas públicas evolucionen para garantizar el acceso a agua potable segura y de calidad para todos.

Aunque poco se escuche o diga de manera pública, según varias compañías públicas y privadas del agua de la Argentina, la calidad del agua potable a nivel nacional es superior a la calidad que ofrecen las mismas compañías en otros países y algunos, aunque no lo puedan reconocer públicamente, de mejor calidad del país de origen de las empresas accionistas.


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