Asociaciones y movimientos sociales anti-alcohol, como Youth Health Organization, EuroCare y Movendi International, vuelven a la carga contra el consumo de vino. Eurodiputados alertan a entes y consumidores sobre el movimiento que pretende cambios radicales en el etiquetado.
Tal cual lo hiciera el año pasado y este mismo año en febrero, la eurodiputada del Partido Popular, Dolors Montserrat, alertó la pasada semana (miércoles 29 de junio) que el grupo de expertos (“task force”) para la lucha contra el cáncer, encargado de asesorar a la Comisión Europea, sigue con sus intenciones de cambios radicales en el etiquetado de las bebidas con contenido alcohólico.
Los lobbystas antialcohol están metiendo presión para tratar de incluir, una vez más, en las etiquetas de las botellas de vino comercializadas unos avisos o advertencias sanitarias (“warnings”) sobre que su consumo conlleva el riesgo de desarrollar la citada enfermedad.
La intención del grupo es poner al vino y otras bebidas al mismo nivel que el que tiene ahora el tabaco en el que se muestran la leyenda “Fumar Mata” y la imagen de personas afectadas severamente por la enfermedad.
La propuesta de este grupo de expertos se quiere incluir en la revisión del reglamento (UE) 1169/2011 sobre “Información alimentaria facilitada al consumidor (“Reglament Food Information to Consumers Regulation” (FIC), por sus siglas en inglés), que regula el etiquetado de los productos alimenticios, a través de lo que se conoce como un acto delegado, que luego debe ser aprobado por el Consejo de la UE, como por el Parlamento Europeo en un procedimiento de codecisión.
A pesar de que el debate pueda dar aún muchos giros en el seno de las instituciones comunitarias, no se descarta que en 2023 la Comisión Europea termine por cambiar el citado reglamento sobre etiquetado de alimentos y bebidas, en el que algunos responsables de la DG de Salud y Seguridad Alimentaria proponen incluir obligatoriamente mensajes a los consumidores, a través del etiquetado de las botellas de vino, como los que figuran en la actualidad en las cajetillas de tabaco, con advertencias como “Fumar mata” y similares.
Según Montserrat, se espera que la nueva propuesta para establecer que el vino es un alimento “cancerígeno” sea redactada a finales de este año.
La eurodiputada popular, también ve preocupante el documento conocido como la “Declaración de Oslo” -pactado por diferentes asociaciones y movimientos sociales anti-alcohol, como Youth Health Organization, EuroCare y Movendi International- dado a conocer tras la conferencia celebrada el pasado 17 de junio.
El mismo, apoya la introducción de advertencias de esta índole, como que “se asegure también que el proceso de elaboración de las políticas sanitarias esté protegido de la interferencia de la industria del alcohol” sin diferenciar, en este caso, el consumo moderado de vino, ligado a la Dieta Mediterránea, de su ingesta abusiva.
Además, apuestan por “restringir y prohibir la exposición al marketing de productos alcohólicos, particularmente a la gente joven y a otros grupos vulnerables.
A grandes rasgos, esto es lo que explicaron la eurodiputada popular, Dolors Montserrat, y el eurodiputado del mismo grupo, Juan Ignacio Zoido, en una reunión celebrada la pasada semana, a los representantes del sector vitivinícola de varias DD.OO. españolas (Rioja, Ribera del Duero, Jerez, Somontano, Madrid, Valencia, Rías Baixas, La Mancha y Cava) y a la Federación Española del Vino (FEV).
Dolors Montserrat declaró que “el sector del vino es una prioridad para el Partido Popular (PP), pues significa empleos de calidad, productos excelentes, dinamismo en el mundo rural e innovación agroalimentaria. Lamentamos que no sea una prioridad para el Gobierno Sánchez, pues es su deber defender a los sectores productivos de España”.
Montserrat añadió que “nosotros seguiremos velando en Bruselas por los intereses del sector, que son los de los ciudadanos, especialmente para evitar advertencias sanitarias similares a las del tabaco. El consumo moderado de vino, cava o cerveza forma parte de nuestro modo de vida y de nuestra saludable Dieta Mediterránea y no se puede criminalizar”.
La eurodiputada recordó que el PPE logró frenar la “criminalización” del sector del vino en un informe sobre la lucha contra el cáncer, que se votó en el Parlamento Europea a mediados de febrero, como ya avanzó la SeVi, cuando consiguió que no se equiparara el consumo moderado de vino, cava o cerveza, contemplado en la Dieta Mediterránea, con el consumo abusivo de alcohol como algunos grupos pretendían.
Criminalizar el vino
Para el portavoz de Agricultura del PPE, Juan Ignacio Zoido, “algunos en Europa están tratando de criminalizar el vino, sin tener en cuenta los enormes beneficios que supone su producción a nivel económico (14.000 millones de euros del valor de exportación a países terceros) social y también medioambiental, con un papel clave en la absorción de carbono”.
Zoido hizo hincapié en las enormes dificultades que ya está atravesando el sector vitivinícola por la inflación y la falta de suministro, por lo que “no nos podemos permitir poner más palos en las ruedas a los agricultores y productores de vino, tan importantes en la España rural, sino que hemos de seguir defendiéndoles.
Según se indicó en dicha reunión, los partidarios de equiparar el alcohol y el tabaco parten de un estudio realizado en 2018 por «The Lancet» -el prestigioso medio científico cuestionado por algunos artículos durante la pandemia-, financiado por la Fundación de Bill Gates & Melinda Gates y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que se afirma de la ausencia de un nivel seguro de consumo de alcohol cuando se trata de la prevención del cáncer y subraya la necesidad de que esto se tenga en cuenta a la hora de diseñar y poner en marcha políticas de prevención.
Para el director general de la FEV, José Luis Benítez, es necesario diferenciar la ingesta moderada de vino, presente en los países del sur de Europa, de los problemas de alcoholismo que sufren los países del norte y centro del continente y que han llevado a legislaciones muy restrictivas, como la promulgada en Irlanda.
Al respecto, Benítez recordó que “no hay evidencia científica de que el consumo moderado de vino o cava en la Dieta Mediterránea produzca perjuicio a la salud, y calificó como “talibanismo” que la Declaración de Oslo promueva la “no interferencia del sector en la toma de decisiones de los poderes públicos”.
El portavoz de la industria y el comercio vitivinícola español recordó que “el cáncer es una enfermedad multifactorial, en la que el tabaco, la obesidad, los patógenos y la dieta tienen más incidencia que el alcohol”.
Por su parte, los representantes de las distintas DD.OO. vitivinícolas apostaron por recabar el apoyo de todos los grupos políticos españoles en el Parlamento Europeo y ser “proactivos” ante dichas propuestas, comunicando las cualidades de este producto al consumidor.
Además, pusieron sobre la mesa varias alternativas, como los pictogramas en las etiquetas, que tendrían carácter voluntario, así como abrir la puerta al estudio de la reutilización o reciclaje de materiales, como las botellas.