Es una realidad, la percepción del consumidor es principal obstáculo para la adopción de botellas de vino más livianas explicó en Alemania una ejecutiva de la bodega estadounidense Jackson Family Wines. Hay que trabajar en educación. En Francia y Reino Unido ya se fabrica vidrio con hornos de hidrógeno.
En su intervención en el Simposio IMW celebrado en Wiesbaden a principios del mes de Julio, la VP de Educación, Gilian Handelman dejó bien claro que el problema de pasar a botellas de vino más livianas no tiene que ver con una mayor fragilidad de la botellas o un cambio estético de la botella sino más bien con la botella más pesada y la idea del consumidor que cree que es un símbolo de calidad.
O sea, sin vueltas, nosotros somos parte del problema. Este año 2023 va a ser el año más caliente en la historia del mundo que conocemos.
De todas las formas en que podemos reducir el impacto ambiental de nuestro consumo, lo mejor que podemos hacer por el bien de la humanidad está muy a mano y es tan fácil como evitar comprar vino en botellas pesadas, porque las botellas de vidrio son la fuente más grande de emisiones de carbono en la cadena de suministro del vino.

Al comenzar una presentación la ejecutiva de la bodega del condado de Sonoma, Napa Valley, se refirió a uno de los temas que obsesiona a los productores, la huella de carbono del vino. Nada nuevo solo que al dar su opinión sobre el tema y la necesidad de hacer cambios fue muy clara y disparó la pregunta sin rodeos, “¿Qué se opone al aligeramiento de la botella? La percepción y la concienciación del consumidor siguen siendo el mayor obstáculo”.
Con ese golpe de efecto que provoca la honestidad brutal, la enóloga confesó que “llevamos décadas diciendo a los consumidores que las botellas más pesadas y oscuras son mejores, así que tenemos que dar marcha atrás”.
Volviendo su atención al envasado en Jackson Family Wines, dijo que la empresa comenzó el cambio a botellas de vino más ligeras en 2015, lo que supuso una reducción significativa de las emisiones de carbono, pero sólo un pequeño impacto en la apariencia de sus marcas.
“Desde 2015 hemos aligerado el peso de 15 vinos diferentes de 8 productores distintos, lo que representa el 68% de todas las botellas que producimos”, explica, y a eso añade que “hubo muchas dudas sobre el aspecto que tendría, y resulta que la diferencia en la estética de la botella es realmente insignificante”.
En cuanto al impacto en las emisiones, explicó a los 500 asistentes al simposio que Jackson Family Wines había reducido la cantidad de vidrio adquirido por el grupo en 3.219 toneladas, con lo que las emisiones habían disminuido en 1.400 toneladas métricas de CO2 (un descenso del 9%, que había reducido las emisiones globales de CO2 de la empresa en un 1,5%).
Hablando más en detalle del impacto, dijo que reducir el peso de la botella en 56,69 gramos en un vino como Kendall Jackson Vintner’s Reserve Chardonnay era un ahorro importante, teniendo en cuenta que se producen más de dos millones de cajas al año, mientras que una reducción de 53,86 gramos en La Crema afectaba a 500.000 cajas de vidrio.

Según Handelman, una reducción del 5% en el peso de las botellas de los cuatro moldes de mayor volumen del grupo ha permitido reducir en un millón de dólares anuales el gasto en la compra de vidrio y en 500.000 dólares anuales el gasto de la empresa en combustible.
En cuanto al peso, dijo que un “lugar ideal” para las reducciones es el espacio en el camión, preguntándose: “¿Lo necesitamos? Un sommelier puede decir que lo necesita, pero el consumidor no acaba viéndolo”.
También dijo que Jackson Family Wines planeaba seguir con las botellas, comentando que “probamos de todo, desde latas hasta bag-in-box, pero el vidrio sigue siendo la opción para nosotros”.
Pero a continuación dijo que había mucho margen para hacer de la botella de vino una opción más ecológica, mencionando oportunidades como “eliminar las cápsulas”, “consolidar moldes y colores”, “mejorar el flujo de reciclado”, desarrollar “programas de botellas retornables de circuito cerrado” y, lo más importante, afirmó, “tenemos que descarbonizar el proceso de fabricación del vidrio”.
“El reto al que nos enfrentamos es que muchos hornos de vidrio funcionan con combustibles fósiles, y tenemos un problema, porque queman a un calor muy alto, y una vez que se encienden, no se apagan hasta que están fuera de servicio 15 años después”, explicó.
Un área de mejora inmediata se refiere a la cantidad de vidrio reciclado o cullet utilizado en los hornos, que según ella es del 50% en el caso de Jackson Family Wines, “y esperamos llegar al 80%”.
En cuanto al paso a alimentar los hornos con fuentes de energía renovables, dijo que “necesitamos inversiones de los fabricantes de vidrio para pasar a la electricidad renovable o al hidrógeno”.
Sin embargo, esto ya está ocurriendo: Verallia ha instalado un horno de fusión totalmente eléctrico en una planta de fabricación de vidrio para Cognac en Francia, mientras que Encirc está trabajando en un horno alimentado con hidrógeno en Cheshire (Reino Unido) que empezará a producir vidrio en 2027 para las marcas de bebidas espirituosas propiedad de Diageo.
Según Encirc y Diageo, el nuevo horno promete crear “las primeras botellas de vidrio del mundo a escala neta cero”, con una producción anual de hasta 200 millones de botellas de Smirnoff, Captain Morgan, Gordon’s y Tanqueray de aquí a 2030.
Por su parte, Judy Chan, presidenta de Grace Vineyards, afirmó en otra sesión sobre la venta sostenible de vino en el Simposio de la IMW que el uso de botellas más ligeras es un reto especial en China, tanto por su falta de disponibilidad como por su atractivo.
“No se pueden encontrar botellas más ligeras en China, las que hay son pesadas: eso es lo que compra el productor porque es lo que le gusta al mercado, y para nosotros importarlo -botellas más livianas-, desde el punto de vista del precio, no tiene sentido; no podemos permitírnoslo”, afirmó.
Detalle de las 10 principales fuentes de emisiones (2021) de Jackson Family Wines
Botellas de vidrio 17.5%
Compra de uva: 10,5%.
Distribución en camiones: 8%.
Emisiones del suelo del viñedo: 7.4%
Gasóleo agrícola: 5%.
Desplazamientos de los empleados: 3,8%.
Gasolina: 4%.
Cajas de cartón: 4%
Emisiones de combustible: 3.6%
Distribución intermodal: 4%
Fuente: The Drinks Business y Decanter