Una década inolvidable para el vino de Nueva Zelanda, hasta el 2023 cuando un récord de exportaciones ponía a los oceánicos en un lugar importante en la industria a nivel global. Años en los que su Sauvignon Blanc comenzó a ser bien acompañado por un gran Chardonnay y un serio Pinot Noir. Se terminó la bonanza, este año las exportaciones disminuyeron un 22% en la segunda mitad de 2023. Hay preocupación.
Entre julio de 2023 y enero de 2024, las exportaciones de vino de Nueva Zelanda cayeron un 24% en volumen y un 22% en valor, revela el último informe anual de New Zealand Winegrowers.
Para cualquier otro país, estas cifras, si bien no son motivo de alegría, tampoco resultarían del todo sorprendentes, dado el estado actual del consumo mundial de vino. Pero para Nueva Zelanda, que hasta ahora ha demostrado ser más o menos inmune a los cambios en los hábitos de consumo, sin duda habrá sido una bofetada.
En junio de 2024, las exportaciones se habían recuperado ligeramente y crecieron un 6%. Pero ¿se ha dañado el escudo impenetrable de los productores de vino de Nueva Zelanda?
Rentabilidad comprometida
En general, hasta el año que finalizó en junio de 2024, las exportaciones de vino de Nueva Zelanda disminuyeron un 11% en comparación con el año anterior, lo que New Zealand Winegrowers ha atribuido a “menos pedidos de reposición de importadores, distribuidores y minoristas”.
A la caída de las cifras se suma el hecho de que la cosecha de 2024 parece ser una cosecha pequeña (solo 395.000 toneladas de uvas trituradas en comparación con las 501.000 toneladas de 2023), y el informe predice que muchas bodegas de Nueva Zelanda necesitarán “recurrir a cualquier inventario que puedan tener de cosechas anteriores para respaldar las ventas internacionales y nacionales”.
Según Clive Jones, presidente de New Zealand Winegrowers, los aumentos consecutivos de impuestos especiales impuestos por el gobierno de Nueva Zelanda durante dos años consecutivos han sido “irritantes” para los productores de vino, y señala que “las bodegas ahora enfrentan un aumento del 47% en el impuesto de salud sobre el alcohol”, lo que ha “minado la rentabilidad”.
Una revisión independiente del impuesto, publicada en marzo de 2024, detalla que debe usarse para un propósito específico: “permitir que el Ministerio de Salud recupere los costos en los que incurre al abordar los daños relacionados con el alcohol y en sus otras actividades relacionadas con el alcohol”.
Jones dijo que está solicitando “mayor transparencia en el gasto de este impuesto sanitario” y enfatizó que si bien los viticultores de Nueva Zelanda “damos la bienvenida a cualquier reducción en el consumo nocivo”, debe hacerse de una manera “basada en evidencia”.
Cada año más hectáreas de viñedos
A pesar de estos resultados desalentadores, vale la pena destacar que los 276,2 millones de litros de vino de Nueva Zelanda exportados durante el año fiscal 2023-2024 generaron unos impresionantes 2.100 millones de dólares, y las plantaciones en Nueva Zelanda siguen creciendo, y el país alberga ahora un viñedo de 42.519 ha (frente a 41.991 en 2023).
La Sauvignon Blanc mantiene su posición en lo más alto del panorama vitivinícola de Nueva Zelanda, con 28.109 hectáreas plantadas. Si se la compara con la segunda variedad más popular del país, la Pinot Noir (5.613 hectáreas), la Sauvignon sigue estando a la cabeza.
Estados Unidos, el Reino Unido y Australia son los tres principales mercados de exportación tanto en volumen como en valor del vino neozelandés, pero cada uno de ellos compró menos vino neozelandés este año en comparación con el año pasado.
Más allá de algunos números pálidos, este año los productores de vino de Nueva Zelanda experimentaron un interesante crecimiento en algunos mercados como Singapur, Finlandia, Irlanda y los Países Bajos.