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Medios internacionales como el The New York Times y The Drinks Business reseñan uno de los robos más curiosos de la historia del crimen y las bebidas, el robo de más de 600 litros de cerveza -pertenecientes a tres cervecerías artesanales- que se añejaban en el fondo del mar en un naufragio submarino cercano a la ciudad de Mar del Plata, en el Sur de la provincia de Buenos Aires en la Argentina.

Según informó el medio marplatense La Capital, las cervecerías Heller, La Paloma y Baum fueron victima de un robo insólito luego de haberse asociado con la Thalassa Diving School para llevar a cabo un proyecto de envejecimiento de cerveza bajo el agua.

Asegurados en una jaula, los barriles de cerveza se sumergieron 20 metros bajo el agua en noviembre del año pasado. Las cervecerías habían obtenido permiso para albergarlos en los restos del pesquero Kronomether, un barco de la era soviética que fue abandonado en la ciudad portuaria bonaerense en 1991 a apenas tres millas marinas de la costa y que luego fue hundido en el parque submarino “Cristo Rey” para ser utilizado para buceo recreativo.

Un proyecto no solo curioso sino también interesante lamentablemente tuvo un final tan insólito como infeliz. Hace unos días un grupo de buzos bajaron a inspeccionar el emprendimiento pero cuando llegaron se encontraron con la sorpresa que ya no estaban donde los habían dejado.

Las cervecerías creen que los ladrones no son desconocidos, posiblemente otros buceadores locales que sacaron los barriles del naufragio. Ante la sorpresa, de manera inmediata informaron del incidente a las autoridades locales.

Juan Pablo Vincent, dueño de la cervecería Baum, dijo a La Capital : “Fue un proyecto muy educativo: sabíamos que la cerveza “añejada” bajo el agua se estaba haciendo en otras partes del mundo pero nunca antes se había hecho aquí y tan profundo. Perdimos dinero pero más que nada, lo que nos molesta es que este proyecto tenía un valor sentimental y nos quitaron la posibilidad de aprender de él”.

El momento en el que las barricas de cerveza eran subidas a bordo para luego ser transportadas y depositadas en el fondo del Océano Atlántico frente a la costa de Mar del Plata.

La intención era mezclar el contenido de las barricas con otra cerveza que produjera alrededor de 1.000 litros en total. Esto equivaldría a 2.000 botellas, que debían venderse con la marca Kronomether .

Todas las ganancias de la venta de la cerveza se entregarían al cercano museo de ciencias naturales Lorenzo Scaglia. También se estableció un arreglo para permitir a los estudiantes analizar los resultados del experimento submarino.

Las cervecerías creen que en lugar de llevar los barriles a tierra firme, fueron desmantelados intencionalmente y soltados bajo el agua. Según el New York Times, los barriles fueron revisados ​​por última vez el 19 de enero por Carlos Brelles, propietario de la Thalassa Diving School.

Brelles dijo a la publicación “creo que rompieron todo para que los barriles se fueran a la deriva. Fue malicia por malicia. No podemos dejar que ganen. Tenemos que hacerlo de nuevo” afirmó el emprendedor que más allá del resultado negativo ya consiguió una inesperada difusión para el próximo emprendimiento submarino.


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