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Los propietarios de viñedos están cada vez más interesados ​​en ser promovidos por los llamados “influenciadores del vino”. Es un hecho, la tendencia es cada vez más fuerte, los departamentos de marketing se sienten fuertemente atraídos por el poder de atracción de las redes sociales y ahora también los productores de vino.

Hace solo unos años, el concepto de que los productores de vino estuvieran interesados ​​en aparecer en cuentas de redes sociales muy seguidas podría haber parecido relativamente extraño. Sin embargo, un nuevo informe del diario inglés The Times arroja luz sobre un fenómeno cada vez más popular para la industria, ya que lo que la publicación describió como una “nueva ola de viejos blogueros” irrumpió en la escena del consumo de vino.

Crédito: Instagram / rougeauxlevres

La influencer Margot Ducancel le dijo a The Times que hace no mucho tiempo, ella se acercó a productores y bodegueros con la propuesta de hacerlos aparecer en sus posteos en las redes sociales que manejaba y se dio cuenta muy rápidamente no solo que “no entendían de qué se trataba” sino que además, percibió que en varios casos “hubo mucha hostilidad”.

Claro, el tiempo pasa y las personas cambian de parecer a veces hasta de manera radical. En estos días, en 2021 los propietarios de viñedos tienen una visión distinta y ahora parecen ansiosos por ser promovidos por influencers del vino cuyo alcance a menudo se extiende más allá de las esferas tradicionales de los conocedores del vino.

Laura Bounie, directora de relaciones con la prensa de la agencia de relaciones públicas Sowine, explicó que a la industria y a los bodegueros les tomó un tiempo distinto al de otras industrias que suelen ser más dinámicas en la adopción de nuevas estrategias comunicacionales y desde el año pasado la gran mayoría de ellos tomaron conciencia de la influencia de las redes sociales en el comercio del vino.

“Es bastante conservador”, dijo la especialista que agregó que “cuando vieron el aumento de influencers en otras áreas, se dieron cuenta de que también tenían que usarlos” y no perder una oportunidad que tenían al alcance de las manos.

Sin vueltas, Bounie explicó que parte del atractivo de esta nueva ola de influencers del vino radica en su capacidad para conectarse con el público utilizando un lenguaje simple y, por sobre todo, que tenga sentido para sus seguidores.

Crédito: Instagram / Wine Gini

“Los neófitos pueden seguirlos porque su lenguaje es muy sencillo y eso ayuda a popularizar el vino”, explicó. Los críticos tradicionales, continuó, tienden a utilizar terminología que “puede hacer que una copa de vino parezca muy complicada” declaró la especialista sin ahorrarse una crítica velada a la adormecida industria.

Margot Ducancel, una influencer de 33 años, agregó más peso a esta teoría y sin vueltas dijo que ella misma se considera “una aficionada ilustrada que habla sobre el vino de una manera accesible y no como lo hacen los expertos”.

Laura Bounie dijo que su lista de clientes, van desde reconocidos chateaux, personas relacionadas a bodegas y hasta organismos profesionales del vino.

¿Lo más interesante? Ahora están dispuestos a pagar algunos cientos o miles de euros para aparecer entre sus posteos y en el de otros influencers de distintas redes sociales. La tarifa no es fija, depende mucho del acuerdo, por supuesto, depende de estadísticas como el número de seguidores, las tasas de participación y otras métricas que ahora parecen tener el peso suficiente para que el punto de vista de una industria tan conservadora los tenga en cuenta a la hora de volcar su inversión en comunicación estratégica.

En la Argentina

Argentina, como muchos otros países y culturas tiene una fuerte influencia en las redes sociales particularmente del vino -es uno de los países líderes de la industria.

Uno de los secretos evidentes de ese éxito, es que el fenómeno de la comunicación del vino está muy fuertemente relacionado con los profesionales del vino.

Inteligentemente, profesionales como los enólogos y sommeliers eligieron bajar el nivel de su comunicación habitual en la industria para así poder acercarse a los fanáticos de la bebida de una manera más simple y amable.

No solo comparten en las redes sociales el fruto de su trabajo sino además se acercan a los consumidores y followers a través de imágenes de su vida cotidiana, incluso hasta situaciones en las que comparten momentos con otros profesionales que son “competencia” y algunos otros utilizan momentos de intimidad con sus amigos y familiares.

El resultado es el mismo. Los consumidores siguen el intercambio público que hacen en redes como Instagram y Twitter donde comparten sus gustos por el vino y por el trabajo propio y de la competencia sin riesgo de que un oficial de marketing de la bodega les reclame por promover productos de la competencia. Muy saludable.


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