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Argentina enfrenta desafíos más allá de sus problemas económicos crónicos. Lo importante, por su ubicación geográfica y frente al cambio climático, presenta oportunidades significativas para el crecimiento como pocos países en el mundo. La exportación sigue siendo una prioridad, y el enfoque en la calidad y la innovación en la producción puede ayudar a mantener la competitividad en el mercado global.

La producción de vino en la Argentina no es solo Malbec como dijo hace poco tiempo el experto productor y desarrollador de mercados Michell Rolland, es más, posiblemente esa frase que se pudo leer en los principales medios del país más que una aseveración fue un simple desafío espiritual del francés a los productores locales.

Argentina desde hace un par de décadas se destaca como uno de los principales productores de vino a nivel global, con una producción que superó los 8,4 millones de hectolitros en 2018.

Siguiendo el hilo, vale destacar que el vino es un producto básico importante en Argentina, lo mismo no sucede con otros grandes productores del mundo -por ejemplo sus vecinos de Chile- donde el vino es un producto exitoso pero para la exportación.

Para dejarlo claro, el país se encuentra entre los principales productores de vino del mundo y la bebida alcohólica también forma parte de la cultura argentina, reuniendo a familiares y amigos alrededor de la mesa, esa característica y modo de ver este producto, hace del vino y la Argentina más parecidos a los italianos, los españoles y los mismos franceses.

Influenciado por la presencia de los europeos del sur, el gobierno argentino en la época de la inmigración italiana, durante los siglos XIX y XX, fomentó el cultivo de viñedos y la elaboración de productos derivados de la uva. De hecho, la variedad de clima, terreno, sol y suelo de buena calidad del país eran favorables para el cultivo de la vid.

La producción de vino en Argentina superó los 8,4 millones de hectolitros en 2018 y, aunque experimentó una producción decreciente desde 2015, las previsiones siguen siendo prometedoras.

En 2017 y 2018, Argentina fue el mayor productor de la bebida fermentada en América Latina, seguido de Chile y Brasil. La superficie de viñedo en Argentina ascendió a alrededor de 218 mil hectáreas en 2018.

La región de Mendoza concentra la mayor parte de los cultivos de uva y la producción de vino.En cuanto a los tipos de vino , los más producidos en función de la superficie de cultivo en 2018 fueron los varietales tintos, específicamente Malbec, Bonarda y Cabernet Sauvignon.

La producción de varietales blancos ese año, en cambio, no fue tan significativa. Los vinos blancos más producidos en Argentina son Torrontés, Chardonnay y Sauvignon Blanc.

Argentina no solo es uno de los principales productores de la bebida alcohólica, sino también uno de los mayores exportadores y consumidores. A nivel mundial, el país sudamericano suministra la bebida alcohólica a las mesas de países como Estados Unidos, Reino Unido, España y Canadá. 

En 2023, Estados Unidos fue el principal país de destino de las exportaciones de vino de Argentina en términos de valor, con más de 180,5 millones de dólares estadounidenses. En segundo lugar se ubicó el Reino Unido, con exportaciones por 103 millones de dólares estadounidenses.

Por otro lado, Dinamarca fue el principal socio comercial de exportación de vino orgánico de Argentina en 2019, con un volumen de exportación de más de 1,97 millones de kilogramos. El segundo socio comercial más importante del país fue Suecia. Estos dos países escandinavos acapararon más del 40 por ciento de las exportaciones totales de vino orgánico argentino en ese año.

En 2023, Chile fue el principal productor de vino en América Latina y el Caribe, con un volumen de producción superior a los 9,9 millones de hectolitros. En segundo y tercer lugar se situaron Argentina y Brasil, con cerca de 8,8 millones de hectolitros y 2,25 millones de hectolitros de vino producidos, respectivamente.

Volviendo a la Argentina, la exportación es una prioridad para la industria del vino en Argentina, pero la mayor parte de la producción se consume en el mercado interno.

En lo que respecta al consumo, los encuestados argentinos dijeron que normalmente bebían dos copas de vino durante el fin de semana. Sin embargo, los datos sobre el consumo per cápita mostraron que el consumo de vino promedió casi 18,86 litros por persona en 2018.

En 2017, los jóvenes de entre 19 y 35 años fueron los mayores consumidores de vino. 

Este texto proporciona información general. Statista no asume ninguna responsabilidad por la integridad o exactitud de la información proporcionada. Debido a los diferentes ciclos de actualización, las estadísticas pueden mostrar datos más actualizados que los que se mencionan en el texto.


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