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Fuerte golpe a las arcas de una de las vitivinícolas más importantes del mundo pero muy posiblemente un golpe más duro para el orgullo de la bodega. La estrategia de conservación de la cosecha de Almaviva refleja las complejidades del mercado vitivinícola actual y la búsqueda de la rentabilidad en un contexto de precios a la baja.

Concha y Toro, el mayor grupo vitivinícola de Chile y uno de los más grandes del mundo, ha tomado una decisión estratégica significativa respecto a su vino premium Almaviva que produce en colaboración con la prestigiosa casa francesa Barón Philippe de Rothschild consignó ayer el diario chileno La Tercera.

En una difícil decisión para su actual management, los chilenos han optado por guardar parte de su cosecha de uvas, con el fin de venderla en años futuros, anticipando una recuperación en los precios de este icónico vino. En el tercer trimestre de 2024, las ventas de Almaviva se desplomaron un 64.6%, pasando de U$S 6,660 millones en 2023 a solo U$S 2,360 millones aproximadamente.

Más allá de ser un producto insignia de Concha y Toro, este movimiento se considera un paso necesario para proteger la marca en un entorno de precios en caída.

Una caída significativa en las ventas y los precios

El mercado de vinos finos ha experimentado una caída notable en los precios en los últimos años, particularmente en las cepas tintas. Esta tendencia ha afectado las finanzas de muchos productores de vino, llevando a las bodegas a replantear sus estrategias comerciales.

De acuerdo con el informe más reciente de Concha y Toro, la utilidad de la empresa en el tercer trimestre alcanzó U$S 2,660 millones, lo que representa una caída del 61.3% en comparación con el mismo período del año anterior. Esta situación ha llevado a la compañía a actuar de manera proactiva, buscando asegurar su posición en un mercado cada vez más desafiante.

Estrategia de conservación y su impacto

Concha y Toro ha decidido almacenar parte de su cosecha de Almaviva, un vino ultrapremium que se caracteriza por su mezcla de 71% Cabernet Sauvignon, 22% Carmenere, 5% Cabernet Franc y 2% Petit Verdot, con 20 meses de crianza en barricas nuevas de roble francés. Esta decisión estratégica no solo busca proteger la marca, sino también esperar un momento más favorable para la venta de estos vinos, cuando se prevé que la demanda y, por ende, los precios, se normalicen.

El precio promedio de una botella de Almaviva de la cosecha 2021 es de alrededor de U$S 306.000 en el mercado local y de aproximadamente 1,150 euros por caja de seis botellas en el mercado internacional.

Esta alta valoración coloca al Almaviva en un segmento premium, donde las fluctuaciones de precios pueden tener un impacto significativo en las ganancias de la empresa.

Contexto del mercado vitivinícola

El índice global Liv-ex Fine Wine 1000, que monitorea los precios de 1.000 vinos de todo el mundo, ha mostrado una caída del 11.7% en el último año y una disminución del 22.8% en los últimos dos años, situándose en un nivel de U$S 374,6 aproximadamente.

Este índice alcanzó su máximo de cinco años a finales de 2022, cerca de U$S 480,00 lo que demuestra la volatilidad del mercado y la presión que enfrentan los productores de vino de alta gama.

A nivel global, el informe anual de la Organización Internacional de la Viña y el Vino para 2023 señala que, mientras la producción y el consumo de vinos blancos y rosados han experimentado un crecimiento, el vino tinto ha visto un descenso considerable.

En 2021, la producción de vino tinto disminuyó un 25% en comparación con su máximo histórico de 2004. Esta tendencia afecta de manera directa a bodegas como Concha y Toro, que tradicionalmente han estado alineadas con cepas tintas.

Impacto en la producción chilena

Chile ha visto un incremento en la producción de vino tinto, representando el 6.9% de la producción mundial entre 2014 y 2021. Durante este periodo, el país experimentó un crecimiento del 51% en la producción de tintos, lo que implica que las cepas tintas representan el 63.5% de la producción nacional. Sin embargo, el aumento en la producción no se ha traducido en un aumento equivalente en la demanda, lo que ha llevado a una caída en los precios.

Además, el informe destaca que, a pesar de la notable producción de vinos tintos, las cepas blancas en Chile solo alcanzaron un 2.7% de la producción total mundial entre 2014 y 2021, lo que refleja un desajuste en el mercado que podría ser aprovechado por variedades como el Chenin Blanc, que ha ganado popularidad en los últimos años.

Mirando hacia el futuro

La decisión de Concha y Toro de guardar su cosecha de Almaviva puede ser vista como una medida de precaución, pero también como una oportunidad para reposicionar su vino en un mercado que busca calidad y singularidad. En un contexto donde las preferencias de los consumidores están cambiando y donde los vinos blancos y rosados están ganando terreno, la adaptación estratégica se vuelve crucial.

A medida que el mercado global de vino continúa evolucionando, Concha y Toro deberá mantenerse ágil y receptivo a las tendencias emergentes, asegurando que sus productos no solo mantengan su prestigio, sino que también se ajusten a las demandas cambiantes de los consumidores.

La próxima cosecha y la gestión de sus existencias serán vitales para su éxito en los años venideros. Con una planificación cuidadosa y una visión a largo plazo, Concha y Toro puede navegar por estos tiempos inciertos y salir fortalecido en el competitivo mundo del vino premium.

Fuente: La Tercera y Liv-ex


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