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Las bodegas argentinas celebran otro año con reconocimientos globales pero eso no oculta la presión que enfrentan por una fuerte caída en las ventas internas, por el dólar barato y un alza en los costos de producción y exportación. Se espera una cosecha superior a la de 2023 pero apenas en el promedio de los últimos 5 años que fueron complicados.

El 2024 fue un año de claroscuros para la industria vitivinícola argentina. Mientras que los vinos nacionales brillaron en el mercado internacional, obteniendo prestigiosos premios y consolidando su posición en el comercio exterior, las ventas en el mercado interno mostraron un preocupante retroceso.

A esto se suma una cosecha impactada por fenómenos climáticos extremos entre cosecha y cosecha -este año no hubo importantes heladas-, que dejó un saldo mixto para los productores locales que agradecen las grandes nevadas del invierno en 2024 que les garantizó una importante cantidad de agua en las zonas más importantes de la producción del vino en Argentina.

Premios y exportaciones: el lado positivo del 2024

En el ámbito internacional, los vinos argentinos volvieron a destacarse. Durante el año, varias bodegas nacionales recibieron premios en competencias globales, consolidando al país como un referente en calidad y diversidad.

Uno de los hitos más destacados fue el reconocimiento del Malbec argentino, que sigue siendo la estrella indiscutida de la industria. Sin embargo, otras variedades como el Torrontés y los blends de alta gama también ganaron terreno en mercados exigentes como Europa, Estados Unidos y Asia.

En términos de exportaciones, la industria cerró el año con un superávit significativo. Las bodegas lograron aumentar el valor de sus ventas al exterior, aunque el volumen exportado mostró un leve descenso. Esto refleja una estrategia enfocada en posicionar productos de mayor calidad y precio en mercados clave.

Caída del consumo interno: un desafío persistente

En contraste con los logros internacionales, el mercado interno presentó un panorama menos alentador. Según datos del sector, las ventas de vino en Argentina cayeron un 8% en comparación con el año anterior.

Este descenso se atribuye a varios factores, entre ellos la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores debido a la inflación, que en 2024 alcanzó niveles récord. Además, el aumento en los costos de producción se tradujo en precios más altos para los productos en góndola, afectando el consumo.

“Es un contexto complicado para el consumo local. Aunque el argentino sigue siendo un amante del vino, el bolsillo está golpeado”, comentó un representante de una importante bodega mendocina.

Impacto del cambio climático en la cosecha

La cosecha de 2024 estuvo marcada por fenómenos climáticos extremos, como heladas tardías y granizo, que afectaron la producción en regiones clave como Mendoza, San Juan y Salta.

Si bien algunas bodegas lograron mantener la calidad de sus productos, la cantidad de uva disponible disminuyó significativamente, generando preocupación en el sector.

“El cambio climático es un desafío que llegó para quedarse. Tenemos que adaptarnos rápidamente, tanto en la producción como en la gestión de recursos”, señaló un enólogo de la región de Cuyo.

El futuro del vino argentino

A pesar de los desafíos, la industria vitivinícola argentina sigue siendo un pilar fundamental de la economía nacional y un emblema cultural del país. Las bodegas están apostando por la innovación, la sustentabilidad y la diversificación de su oferta para enfrentar un panorama cada vez más competitivo.

En el plano internacional, el desafío será mantener el prestigio alcanzado y continuar ampliando mercados, mientras que en el ámbito local, las bodegas deberán encontrar estrategias para reconquistar a los consumidores argentinos.

“El vino argentino tiene una historia rica y un futuro prometedor. Pero para que esa promesa se cumpla, necesitamos superar los obstáculos actuales con creatividad y resiliencia”, concluyó un experto del sector.

El 2024 dejó lecciones importantes para la industria del vino en Argentina, que deberá encontrar un equilibrio entre los éxitos internacionales y las dificultades locales para seguir creciendo en los próximos años.


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