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La industria vitivinícola europea, la más poderosa por producción y ventas a nivel global se tambalea ante las tarifas impuestas ayer por el gobierno de Donald Trump que afecta a todo el mundo pero en particular a los países europeos. Según los analistas, la amenaza es que todo puede ser aún peor, incluso afectar fuertemente a la producción vitivinícola de EE.UU. y a sus consumidores.

La industria vitivinícola europea enfrenta uno de sus mayores desafíos en años debido a las políticas comerciales del expresidente Donald Trump, quien en su segundo mandato ha intensificado su estrategia de aranceles punitivos.

La reciente imposición de un arancel del 20% a las importaciones de vino europeo, junto con la amenaza de elevarlos todavía mucho más -¿hasta 200%? en respuesta al 50% del gravamen impuesto por UE al bourbon- ha generado preocupación tanto en productores europeos como en importadores estadounidenses, quienes temen un impacto devastador para el sector.

El impacto directo sobre las exportaciones europeas

El mercado estadounidense es crucial para los vinos europeos. En 2024, los países de la Unión Europea exportaron vinos por un valor de € 4.880 millones, representando el 28% del total de sus exportaciones globales. Francia, España e Italia lideran estas cifras, siendo Estados Unidos su principal destino fuera del bloque comunitario. Sin embargo, los aranceles impuestos por la administración Trump amenazan con reducir estas cifras drásticamente.

Desde España, la Federación Española del Vino (FEV) advirtió que el arancel del 20% podría significar un golpe significativo para las bodegas nacionales, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que constituyen el 99% del sector. En 2024, España exportó 97 millones de litros de vino a EE.UU., generando ingresos por alrededor de € 390 millones. Según José Luis Benítez, director general de la FEV, estas medidas afectan directamente a la capacidad de las bodegas para diversificar sus mercados y afrontar situaciones económicas adversas.

Un conflicto comercial sin precedentes

Las tensiones entre EE.UU. y la UE se han intensificado desde que Trump impuso aranceles al acero y aluminio europeos en su primer mandato. En represalia, la UE aplicó tarifas del 50% al bourbon estadounidense. Como respuesta, Trump anunció el incremento de los aranceles sobre productos europeos como el vino y el aceite de oliva.

Existe una amenaza más reciente de un arancel del 200% sobre el vino europeo podría paralizar completamente las exportaciones hacia Estados Unidos. Algunas de. las grandes compañías de Francia ya comenzaron a sentir esa fuerte presión en sus resultados financieros.

Gabriel Picard, presidente de la Federación Francesa de Exportadores de Vinos y Licores, calificó esta medida como “un golpe devastador” para el sector francés. “No se enviará ni una sola botella si se aplican tarifas del 200%. Las exportaciones hacia Estados Unidos se detendrán por completo”, afirmó Picard.

Repercusiones en el mercado estadounidense

Los importadores y distribuidores estadounidenses también están preocupados por el impacto económico que estos aranceles podrían tener en sus negocios. Ronnie Sanders, CEO de Vine Street Imports, explicó que una tarifa del 200% haría inviable la venta de vinos europeos en EE.UU., ya que los consumidores no están dispuestos a pagar precios hasta tres veces más altos por sus marcas favoritas.

Por su parte, Jeff Zacharia, presidente de Zachys Fine Wine Retailer en Nueva York, señaló que aproximadamente el 80% de los vinos que comercializa provienen de Europa. “Esto tendrá un impacto negativo masivo en toda la industria vinícola estadounidense”, afirmó Zacharia, quien ha detenido sus compras de vino europeo ante la incertidumbre.

Un llamado a soluciones negociadas

Desde Europa, instituciones como el Comité Européen des Entreprises Vins (CEEV) han instado a ambos bloques económicos a buscar una solución negociada que evite la aplicación de estos aranceles. Marzia Varvaglione, presidenta del CEEV, destacó que estas medidas perjudicarán tanto a productores europeos como estadounidenses y generarán despidos, aplazamientos de inversiones y aumento en los precios finales para los consumidores.

Ignacio Sánchez Recarte, secretario general del CEEV, abogó por un “Acuerdo Comercial Justo y Recíproco sobre el Vino”, que elimine todos los aranceles relacionados con este producto. Asimismo, desde España se ha solicitado acelerar acuerdos como el tratado Mercosur para facilitar la diversificación hacia otros mercados emergentes.

Perspectivas futuras

El panorama sigue siendo incierto para la industria vitivinícola global. Mientras algunos actores buscan aprovechar oportunidades locales ante la subida de precios del vino importado, otros temen que estas políticas comerciales puedan frenar la innovación y el crecimiento económico tanto en Europa como en Estados Unidos.

La reunión prevista entre Pedro Sánchez y representantes del sector vitivinícola español será clave para definir estrategias frente a esta crisis. Sin embargo, queda claro que solo una solución negociada entre ambas potencias podrá evitar consecuencias catastróficas para productores e importadores.

La industria espera que prevalezca el sentido común y se priorice un comercio justo que beneficie a todos los actores involucrados.


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