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Un estudio europeo analiza el impacto del consumo moderado de vino en la salud cardíaca, destacando beneficios potenciales pero también advirtiendo sobre los riesgos del exceso. Mientras tanto no hay estudios científicos que haga un profundo análisis de los beneficios de bebidas como el vino cuando viene en su mejor envase: dos copas.

El vínculo entre el consumo de vino y la salud cardiovascular ha sido objeto de debate durante décadas. Ahora, un reciente estudio publicado en el European Heart Journal aporta nueva evidencia que refuerza la idea de que el consumo moderado de vino podría tener efectos positivos en el corazón, aunque no está exento de matices.

El estudio PREDIMED: explorando los beneficios del vino

El estudio, parte del proyecto PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), involucró a más de 7.000 participantes en España y analizó los efectos de una dieta mediterránea complementada con un consumo moderado de vino. Los resultados mostraron que quienes incluían vino en cantidades moderadas en su dieta presentaban una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellos que no consumían alcohol.

Según los investigadores, el vino tinto en particular contiene polifenoles, como el resveratrol, que podrían ser responsables de estos beneficios. Estas sustancias actúan como antioxidantes y tienen propiedades antiinflamatorias, lo que podría explicar su impacto positivo en la salud del corazón.

“Los resultados sugieren que el consumo moderado de vino, especialmente en el contexto de una dieta mediterránea, puede ser beneficioso para la salud cardiovascular”, señaló uno de los autores principales del estudio.

La clave está en la moderación

Aunque los hallazgos son prometedores, los investigadores fueron enfáticos en subrayar que los beneficios solo se observan con un consumo moderado. Esto equivale a una copa al día para las mujeres y hasta dos copas al día para los hombres, según las guías de consumo responsables.

El exceso de alcohol, incluso si proviene del vino, está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión, daño hepático y otros problemas de salud graves.

“Es importante recordar que el vino no es una cura mágica. Su consumo debe ser parte de un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y la ausencia de hábitos nocivos como el tabaquismo”, advirtió un cardiólogo consultado para el estudio.

El debate continúa

A pesar de los resultados del estudio, la comunidad médica sigue dividida sobre si se debe recomendar el consumo de vino como parte de una dieta saludable. Algunos expertos argumentan que los beneficios observados podrían deberse más al estilo de vida general de quienes consumen vino moderadamente, como una mayor adherencia a la dieta mediterránea, que al vino en sí.

Por otro lado, organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Americana del Corazón insisten en que no se debe promover el consumo de alcohol como estrategia de prevención de enfermedades, dado que los riesgos asociados al abuso son significativos.

¿Qué significa esto para los amantes del vino?

Para quienes disfrutan de una copa de vino con la cena, este estudio ofrece un respaldo cauteloso. Sin embargo, los expertos recomiendan que el consumo sea siempre responsable y que no se utilice como excusa para excederse.

“El vino puede ser un complemento placentero en la mesa, pero no debe ser visto como un medicamento”, concluyó uno de los investigadores.

En un mundo donde la salud y el bienestar son prioridades crecientes, el vino sigue ocupando un lugar especial, tanto por su valor cultural como por sus posibles beneficios. La clave, como en tantas otras cosas, está en el equilibrio.


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