La Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) chilena instalará tecnología de avanzada para la elaboración de bebidas en la fábrica de Luján, provincia de Buenos Aires. Se podrán envasar más de 200 latas por minuto y potenciar la producción de sus marcas nacionales y globales.
Los ejecutivos chilenos de CCU, el segundo grupo cervecero de Sudamérica, hace caso omiso al ejemplo de otras importantes empresas trasandinas que desinvierten -la aerolínea LATAM y el grupo Falabella se retiraron del país- en la Argentina por su compleja situación económica y política. Es así que el grupo chileno CCU realizó el anuncio con la presencia del Presidente Alberto Fernández en un indiscutible mensaje del compromiso de la empresa de la familia Luksic y de sus posibilidades de acrecentar sus negocios en la región.

Con la inversión de 4.500 millones de pesos (unos 50 millones de dólares) en su planta de cerveza de Luján, la plana ejecutiva de CCU apunta al objetivo de duplicar la capacidad productiva de una de sus fábricas más importantes y busca potenciar la elaboración de sus marcas locales Imperial y Schneider -de larga tradición en la Argentina-, y de las europeas Heineken, Grolsch y Warsteiner.
Patricio Jottar, el CEO de la compañía, destacó que desde la instalación de CCU en la Argentina hace 25 años, ya invirtió más de 800 millones de dólares y afirmó que “el aporte de CCU va más allá de los productos que nacen en sus fábricas. Buscamos ser un socio activo en el desarrollo del país y de su gente”.

Entre 2016 y 2019, CCU ejecutó en Argentina un plan de inversiones de más de 2.200 millones de pesos para incrementar la capacidad de envasado de cervezas en latas. Los chilenos son el segundo jugador del mercado doméstico de cervezas, tienen una firme participación de mercado de alrededor del 30%, siempre detrás de Cervecería y Malteria Quilmes, la más tradicional de todas las empresas cerveceras de la Argentina y filial de AB InBev que con todas su marcas domina el mercado con un share del 60%.
La apuesta en las latas
Históricamente, las latas eran el 3% del mix de ventas de CCU en el mercado local. En 2015, un año después de haber aumentado su apuesta por este envase, creció al 4,5%. Desde entonces, creció exponencialmente. Para inicios de 2019, ya había alcanzado el 40% de sus despachos domésticos, muy cerca del 50% que este formato aporta en países donde está más consolidado.
Además de las marcas ya mencionadas, la oferta de CCU en la Argentina va más allá de las cervezas Salta, Córdoba, Isenbeck, Diosa, Norte, Iguana, Báltica, Mi 11er, Amstel y Sol. Los chilenos dominan el mercado de sidra con las marcas Real, La Victoria y 1888. En los últimos años realizaron una fuerte inversión en el mercado del vino con las bodegas Eugenio Bustos, La Celia, Colón y Graffigna.
CCU en la Argentina
Su principal accionista es el holding de los Luksic, una de las principales familias empresarias de Chile. Esta presente en la Argentina desde 1995 con la licencia de la marca estadounidense Budweíser. A partir de allí CCU fue comprando otras marcas argentinas haciéndose de sus plantas en las provincias de Santa Fe, Salta y Buenos Aires. Según los datos financieros de la compañía en Chile, año a año aumenta su facturación en pesos -en 2019 31.200 millones de pesos- que ayuda a sostener la fuerte inversión en la Argentina.
“Estamos comprometidos con la Argentina y aquí nos vamos a quedar. Por eso, tenemos la visión de duplicar el tamaño de esta cervecería para abastecer de manera competitiva a! mercado argentino y, a la vez, generar oportunidades de exportaciones a los diversos países en los que CCU está presente”, aseguró Fernando Sanchís al diario El Cronista, el argentino que gestó el desembarcó de CCU en el país en 1994 y es gerente general de la operación local desde entonces. Además de Chile y la Argentina, el grupo está en Paraguay, Bolivia y Uruguay.