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La industria del vino de Nueva Zelanda revela que necesita “desesperadamente” una mayor cosecha este año para mantenerse al día con la demanda internacional. Mientras, la viticultura kiwi enfrenta la escasez de trabajadores y una cosecha 19% menor.

Los viticultores de Nueva Zelanda dijeron que la calidad de la cosecha de 2021 fue “excepcional”, pero fue un 19 por ciento menor que la del año anterior, lo que significa que las bodegas se vieron obligadas a reducir sus existencias para mantener su posición en el mercado.

“Las ventas de vino de Nueva Zelanda para 2021 fueron de 324 millones de litros, lo que significa que fueron 48 millones de litros más de lo que realmente se produjo en la cosecha de 2021”, dijo el director ejecutivo de New Zealand Winegrowers, Philip Gregan.

“Esta reducción de existencias destaca que necesitamos desesperadamente una mayor cosecha en 2022, para reponer las bodegas y ayudar a satisfacer la demanda internacional”.

Por otro lado, el aumento continuo de la demanda internacional había demostrado que la calidad del viento del país resonaba entre los clientes de todo el mundo, dijo Gregan.

Las perspectivas para la cosecha de 2022 fueron desafiantes ya que las bodegas manejaron el aumento de los costos de producción, la escasez de personal y las interrupciones en la cadena de suministro.

Sin embargo, el continuo aumento de la demanda internacional había demostrado que la calidad de los vinos del país resonaba entre los clientes de todo el mundo. En medio de todo esto, se informa que las perspectivas para la cosecha de 2022 han sido desafiantes ya que las bodegas manejaron el aumento de los costos de producción, la escasez de personal y las interrupciones en la cadena de suministro.

“La falta de disponibilidad de trabajadores calificados debido al cierre continuo de las fronteras de Nueva Zelanda significa, sin duda, que esta cosecha será más difícil de manejar de lo normal” avisa Gregan y su equipo.

Mientras tanto, las bodegas que dependen de las ventas en las instalaciones continuaron enfrentando contratiempos ya que no había habido una afluencia de turistas internacionales durante dos veranos explicó Gregan.

Más allá de la reducción del turismo, desde la entidad de viticultores cuentan que “positivamente, hemos visto a más neozelandeses visitar las puertas de las bodegas, pero hay períodos largos y de escasez a medida que salimos del período tradicional de vacaciones de Kiwi”.

Los viticultores neocelandeses son excelentes exportadores y, desde que la demanda de su sauvignon blanc se hizo sostenida, han logrado ser proveedores de más de 100 países entre los que se destacan los mercados de consumidores exigentes como los del Reino Unido, EE.UU. y Australia.

Ante este sombrío panorama frente a la alta demanda de un producto que los neocelandeses convirtieron en su cepa emblema hace casi una década, es evidente que esta es una gran oportunidad para los grandes países productores que podrían encontrar en las variedades blancas una forma de diversificar su producción y ser más competitivos en el mercado en alza de los vinos blancos de calidad.

Argentina, Australia e Italia a la cabeza de esa lista. ¿Sabrán aprovecharla?


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