Se consolidó como una de las cepas tintas más dinámicas de la Argentina, con un crecimiento sostenido en superficie -casi 2.000 ha-, calidad y reconocimiento internacional. Su estilo fresco, elegante y expresivo refleja como pocas variedades la identidad de los distintos terroirs del país y marca el pulso del “nuevo vino argentino”.
El boom del Cabernet Franc en la Argentina ya no es una promesa sino un fenómeno consolidado: la superficie plantada creció 131,6% desde 2015 y sus exportaciones pagan un precio promedio de U$S 7,38 por litro, más del doble de la media de los vinos varietales argentinos, situado en U$S 3,55.
En este contexto, etiquetas como El Esteco Fincas Notables, Trapiche Gran Medalla, Trivento Golden Reserve, Trapiche Fond de Cave y Pulenta Estate Gran Cabernet Franc, entre muchas otras, se convirtieron en voces de un “estilo Cabernet Franc argentino” que hoy seduce tanto al consumidor local como a la crítica internacional.
Un crecimiento sostenido y de alto valor.
Según el último informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la superficie de Cabernet Franc en el país aumentó un 131,6% desde 2015 y todavía avanzó un 7,1% solo en el último año, un dato excepcional en un mercado de vino presionado por el menor consumo. El envío no es solo de volumen: el precio promedio de exportación llega a U$S 7,38 por litro, frente a los U$S 3,55 del promedio de los varietales argentinos, lo que confirma al Cabernet Franc como una categoría de alto valor y foco en la calidad.
En paralelo, la variedad pasó de ser un nombre casi desconocido para el consumidor a brillar en algunas de las etiquetas más buscadas del país ya obtener 100 puntos en varias reseñas internacionales, algo que hasta hace pocos años parecía reservado casi exclusivamente al Malbec. En palabras de Germán Di Cesare, director de enología de Bodega Trivento, “el mapa global del vino atraviesa una transformación silenciosa” y el Cabernet Franc llega a esa conversación como un tinto “elegante, aromático y con una identidad que hoy despierta interés en todo el mundo”.
El Esteco Fincas Notables: el extremo de altura en los Valles Calchaquíes
En Salta, Bodega El Esteco celebra el Día Internacional del Cabernet Franc con Fincas Notables Cabernet Franc, elaborado en los Valles Calchaquíes a más de 1.700–1.800 metros sobre el nivel del mar. En este terroir extremo, de suelos pedregosos y gran amplitud térmica, las uvas alcanzan una madurez óptima y un perfil aromático muy definido, dando un vino de marcada elegancia, frescura y complejidad.
Las uvas provienen de Finca La Colección, en Cafayate, con viñedos plantados en 2007, y el vino pasa 15 meses en foudres de roble francés más 6 meses de estiba en botella, con un potencial de guarda estimado en 10 años. Enológico y estilísticamente, se presenta con color rojo intenso y reflejos rubíes, nariz concentrada y especiada con pimiento verde, mentol, frutas negras y un roble integrado, y una boca de taninos maduros, amables, de largo final mineral. Para Claudio Maza, enólogo de la bodega, “Fincas Notables Cabernet Franc es una verdadera expresión de nuestro terruño” y “no solo honra la tradición vitivinícola de Salta, sino que también representa a Argentina con orgullo en el mercado internacional”.
Trapiche Gran Medalla: Cabernet Franc de alta gama del Valle de Uco
Desde Mendoza, Trapiche se posiciona con Gran Medalla Cabernet Franc 2020, elaborado con uvas de Finca El Milagro, en el Valle de Uco, una de las zonas más prestigiosas para vinos de alta gama. El vino se cría 18 meses en barricas de roble francés de primer uso y se estiba 6 meses en botella, con un potencial de guarda cercano a 15 años, lo que lo ubica entre los exponentes de larga evolución de la categoría.
De color rojo profundo, Gran Medalla ofrece aromas de frutillas, pimientos asados, notas herbáceas y minerales, y en boca se presenta con buena acidez, taninos redondos y un paladar amplio y fresco. “La clave de la expresividad del Cabernet Franc en la Argentina la encontrás en la altura del Valle de Uco, en Chañar Punco y en Catamarca”, explica el enólogo de Trapiche, Sergio Casé, subrayando la importancia de “suelos pobres y un clima ideal para encontrar una madurez fenólica más lenta” que permita “esa hermosa tanicidad” para “vinos finos y elegantes, con una paleta de aromas desde lo herbáceo hasta lo floral”.
Trapiche Fond de Cave: el Franc accesible y gastronómico
En un segmento de precio más accesible, Fond de Cave Reserva Cabernet Franc se propone como un clásico de alta relación calidad-precio dentro de Trapiche. Elaborado con uvas mendocinas, pasa 14 meses en roble francés y americano y 2 meses de estiba, con un potencial de guarda de 6 años y un perfil que prioriza intensidad aromática y amabilidad en boca.
En la copa muestra color rojo rubí brillante y aromas especiados con pimienta roja, morrón verde asado y frutas negras; en boca es dulzón en la entrada, con taninos amables, carácter frutado nítido y un final largo con notas de humo y caramelo. El estilo lo vuelve un vino versátil, pensado tanto para consumidores que se inician en la cepa como para acompañar la gastronomía: en la bodega lo recomiendan especialmente con carnes de caza y platos como jabalí ahumado con madera de cerezos.
Pulenta Estate Gran Cabernet Franc: ícono de la cepa
Entre los íconos del Cabernet Franc argentino, Pulenta Estate Gran Cabernet Franc ocupa un lugar central. Desde Luján de Cuyo, al pie del Cordón del Plata, la bodega fue una de las pioneras en apostar fuerte por la variedad. “Creo que hay dos razones por las cuales ha tenido tanto éxito en el exterior y en la Argentina”, señala el enólogo Javier Lo Forte. “La primera es que es una variedad que logró afincarse de manera excepcional en el país. Y la segunda es que cada uno de los enólogos supo interpretar la variedad y producir vinos con una diversidad muy interesante pero dentro de un estilo muy particular: el estilo Cabernet Franc Argentino”.
La familia Pulenta ya había marcado el rumbo a comienzos de siglo con su Pulenta Estate Gran Cabernet Franc, que con el tiempo pasó a integrar el grupo de etiquetas de referencia de la cepa. Ese mismo segmento de alta gama incluye hoy vinos como Rutini Single Vineyard Gualtallary Cabernet Franc, Antisynchronous Parcela Río Seco y toda la línea Gran Enemigo, algunos de cuyos ejemplares alcanzaron los 100 puntos de la crítica internacional y ayudaron a “abrir la puerta al mundo al Cabernet Franc estilo argentino”.
Trivento Golden Reserve y el Franc como cepa “transparente”
Dentro de las etiquetas recomendadas en el segmento de entrada y medio, Trivento Golden Reserve Malbec–Cabernet Franc es un ejemplo de cómo funciona la cepa tanto como varietal como en blends. En este corte, el Malbec aporta fruta y volumen, mientras el Cabernet Franc suma frescura, especias y notas mentoladas, en línea con la creciente preferencia de consumidores y sommeliers por tintos más frescos y expresivos.
“Todo lo que aprendimos con el Malbec nos permitió entender mejor los lugares”, explica Germán Di Cesare, de Trivento. “Ese mismo camino hoy lo recorre el Cabernet Franc, que se convirtió en la variedad más transparente para mostrar las bondades de un terroir”. Para el enólogo, la clave es que el Franc puede ofrecer perfiles muy distintos según el origen: desde versiones más fluidas y modernas hasta vinos corpulentos y clásicos, pero siempre con una identidad clara del lugar.
Más allá de los íconos: una hoja de ruta en etiquetas
El crecimiento del Cabernet Franc también se ve en la amplitud de oferta y franjas de precio. En la puerta de entrada, con valores por debajo de los $ 25.000, aparecen etiquetas mendocinas como Salentein Numina Cabernet Franc, el Cabernet Franc de Martino Wines, Sangre de Júpiter (de Universo Paralelo, con un toque de Sangiovese) y el mencionado Trivento Golden Reserve Malbec–Cabernet Franc. Un escalón arriba, entre $ 25.000 y $ 35.000, se destacan exponentes de los Valles Calchaquíes como Amalaya Single Vineyard Cabernet Franc (Cafayate) y Almandino Cabernet Franc, de Bodega Dal Borgo en Animaná.
En la franja superior, desde los $ 35.000, asoman etiquetas con mayor potencial de guarda y complejidad: Angélica Zapata Cabernet Franc (Catena Zapata), Particular Cabernet Franc (Bodegas Bianchi), Pequeñas Producciones Cabernet Franc (Escorihuela Gascón) y Gran Dante Cabernet Franc (Dante Robino). En la cúspide, además de Pulenta Estate Gran Cabernet Franc, Rutini Single Vineyard Gualtallary, Antisyntesis Parcela Río Seco y Gran Enemigo completan el cuadro de los Francs de culto.
Un estilo con sello propio
Para los enólogos consultados, el secreto del éxito del Cabernet Franc argentino combina historia, adaptación y momento de mercado. Di Cesare remarca que el público global busca vinos “más frescos, expresivos y con menor intervención, que hablen del lugar donde nacen”, un terreno donde el Franc se siente cómodo. Lo Forte, desde Pulenta Estate, puso el foco en que la cepa “logró afincarse de manera excepcional en el país” y que los enólogos construyeron un “estilo Cabernet Franc Argentino” reconocible y valorado afuera.
La evidencia está en las cifras de superficie, en los precios de exportación muy por encima del promedio y en una grilla de etiquetas que va desde opciones de entrada hasta íconos puntados con 100 puntos. Con proyectos de altura como El Esteco Fincas Notables, vinos de alta gama como Trapiche Gran Medalla y Pulenta Estate Gran Cabernet Franc, y una base cada vez más ancha de etiquetas en todo el mapa vitivinícola, el Cabernet Franc se consolida su lugar como una de las cepas emblemáticas del nuevo vino argentino.