El gigante de las bebidas intenta salvar a último momento la operación por su cadena de café adquirida en 2018 por U$S 4.930 millones millones, mientras las negociaciones con el fondo TDR Capital se traban por el precio.
La venta de Costa Coffee, la cadena británica de café propiedad de The Coca-Cola Company, podría desmoronarse después de que las conversaciones con el fondo de inversión TDR Capital, su postor preferido, se estancaran este fin de semana. Según fuentes citadas por el Financial Times, ambas partes mantienen “negociaciones de último minuto” en busca de rescatar una operación valorada en cerca de U$S 2.500 millones.
Coca-Cola, que adquirió Costa en 2018 por U$S 4.930 millones millones a la hotelera Whitbread, había puesto en marcha un proceso formal de venta asesorada por Lazard. Sin embargo, tras varias rondas de propuestas, la falta de acuerdo en la valuación amenaza con hacer naufragar el proyecto. Fuentes próximas al directorio aseguraron que la compañía con sede en Atlanta evaluará durante la próxima semana si suspende la venta de manera definitiva.
Un negocio bajo presión
La venta incluiría las operaciones de Costa Coffee en el Reino Unido y en el resto de los mercados internacionales, pero excluye a China, uno de los activos más estratégicos de la marca. De acuerdo con una de las fuentes, Coca-Cola planeaba retener una participación minoritaria en la empresa para facilitar el cierre de la transacción, con posibilidad de ajustar el porcentaje a su favor.
A seis años de su compra, Costa Coffee no ha cumplido las expectativas de su casa matriz. Los altos costos en materias primas y salarios, junto con la dura competencia de operadores independientes y cadenas de comida rápida como Greggs, deterioraron sus márgenes. En 2023, la compañía registró una pérdida anual de casi U$S 17,5 millones sobre ingresos por unos U$S 1.516 millones, según las cuentas presentadas en Companies House.
TDR Capital, un inversor estratégico
El fondo TDR Capital, propietario de la cadena de supermercados Asda y accionista del grupo de estaciones de servicio EG Group, surgió como el favorito entre los oferentes para adquirir Costa. De alcanzar un acuerdo, TDR pasaría a controlar tanto la red de locales británicos como las operaciones internacionales, dejando fuera el negocio chino.
Otros interesados iniciales fueron Bain Capital, a través de su división Special Situations (propietaria de Gale’s y PizzaExpress), y el fondo Centurium Capital, dueño de la cadena china Luckin Coffee. No obstante, gigantes como Apollo y KKR abandonaron el proceso durante los últimos meses por la falta de consenso en la valuación.
Crisis de confianza interna
La incertidumbre alrededor de la venta de Costa coincide con un momento de transición clave en la cúpula ejecutiva de Coca-Cola. La compañía anunció recientemente que su chief operating officer Henrique Braun reemplazará en marzo a James Quincey como nuevo CEO global. Quincey, quien en julio reconoció ante analistas que “Costa no ha cumplido con lo prometido”, pasará a ocupar el cargo de presidente ejecutivo.
El cambio de liderazgo suma más presión a un proceso que el mercado sigue de cerca. Para Coca-Cola, desprenderse de Costa representa no solo una estrategia para enfocar su portafolio en el negocio de bebidas, sino también una forma de mitigar pérdidas en un segmento donde no logró capturar la rentabilidad esperada.
Por ahora, ni Coca-Cola, ni TDR Capital, ni sus asesores financieros en Lazard respondieron a nuevas solicitudes de comentario. Pero, según las fuentes consultadas, la decisión final podría conocerse en los próximos días, marcando el rumbo de una de las operaciones más observadas del año en el mercado global de consumo y bebidas.