Como sucede en muchas otras partes del mundo, Francia, España, Sudáfrica o Estados Unidos, la industria vitivinícola atraviesa tiempos complejos para los productores de uvas y vino. Claro, acá en Argentina, en Chile, también hay una fuerte crisis para el sector pero por diferentes razones en cada lugar.
La notable diferencia que se puede notar en unos y otros lugares es que los productores no buscan excusas o razones exógenas para tratar de explicar el porque de su situación, de la industria o del consumo del vino.
En el caso de Alemania -una cultura vitivinícola de 2.000 años-, analizan la situación, bastante grave por cierto, identifican la principal razón de la crisis (no, el Estado o la Economía, no tienen la culpa) y se organizan entre los productores para tratar de encontrar una solución que les permita no solo sobrevivir a esta crisis sino también poder superarla y salir adelante no esperando subsidios, favores o ayudas por parte del Estado sino recurriendo a las empresas que son parte del negocio del vino y, como es lógico, a los mismísimos consumidores de vino.
Alemania cuenta con cerca de 14.000 viñateros (en Argentina son 22.000 y en Chile 11.000) familiares distribuidos en 13 regiones —incluyendo Pfalz (foto principal), Ahr, Nahe, Mosel, Rheinhessen, Baden-Württemberg, Franken y Rheingau—, de los cuales 156 se han sumado a la “Zukunftsinitiative Deutscher Weinbau” (Iniciativa Vitícola Alemana para el Futuro). Según datos del Instituto Alemán del Vino (DWI), el consumo promedio fue de 22,2 litros por persona en 2024, pero solo ocho litros corresponden a vino nacional, y la cifra cayó 0,3 litros frente al año anterior.
Thomas Schaurer, fundador de la asociación Zukunftsinitiative, advierte: “Sin medidas inmediatas, hasta el 50% de las familias vitivinícolas en Alemania enfrentan la ruina económica en pocas semanas”. El problema central reside en los precios de uvas y vino a granel, que rondan los € 0,40-€ 0,60 (U$S 0,47-U$S 0,70) por litro, muy por debajo de los costos de producción: “Una botella de vino por menos de € 2,99 significa explotación para los viticultores y sus empleados. Los clientes deben tenerlo presente”.
La iniciativa demanda elevar la cuota de mercado de vinos locales del actual 42% al 47%, principalmente mediante precios más justos en el comercio minorista y discounters. El objetivo: que cada hogar compre una botella adicional de vino alemán al año y deje de adquirir vinos por debajo de €3-4. “Esta botella más da a las familias vitivinícolas la base económica para continuar con las exigencias laborales, ambientales y de sostenibilidad”, asegura Schaurer.
El descenso repercute en todos los eslabones del sector. “Los productores no tienen dinero para invertir en maquinaria, y si la situación persiste, algunos verán sus cuentas bloqueadas. Si no frenamos la tendencia, perderemos negocios y gran parte de la identidad cultural”, enfatiza Schaurer.
La presión del mercado obliga a muchos viñateros a buscar empleos secundarios. Brigitte Schneiderfritz, viticultora en la Pfalz, confirma: “El negocio está difícil y no mejora. Mi hijo debe trabajar tres días por semana en otro lugar y su esposa es maestra; sin esos ingresos adicionales, no podrían mantener el viñedo”. Incluso ella, jubilada, sigue trabajando en la empresa familiar.
Pese al panorama crítico, Reinhold Hörner, presidente del Weinbauverband Pfalz (Asociación de Viticultores de Pfalz), muestra esperanza: “Superaremos la crisis. Aunque muchos están al límite, no creo que la mayoría esté a punto de desaparecer. Es una crisis global y los viñateros alemanes ya han superado muchas otras”.
Aun así, entre los productores de la Pfalz persiste la preocupación. La competencia extranjera, costos crecientes y la caída de la demanda doméstica configuran un escenario difícil: el volumen de vino comprado disminuyó un 4% y el valor de las ventas bajó un 5% en 2024; los vinos alemanes sufrieron un retroceso aún mayor, con una caída del 5% en volumen y 6% en ingresos.
La Zukunftsinitiative propone soluciones inmediatas: compras conscientes, rechazo a vinos de bajos precios y campañas de comunicación, como el “Tag des Deutschen Weins” (Día del Vino Alemán), destinado a incentivar el consumo local. “No pedimos compasión, pedimos una decisión consciente sobre si queremos preservar la viticultura y el valor añadido en Alemania”, concluye Schaurer.
La crisis podría resolverse si cada hogar alemán compra una botella más de vino nacional. El reto: transformar la conciencia del consumidor en un impulso vital para los 14.000 productores que mantienen viva la tradición y el presente económico del país.
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