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Bodega Norton pide concurso de acreedores: necesita reestructurar deuda de U$S 30 millones

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La tradicional bodega mendocina busca proteger empleos y continuidad operativa enfrentando deudas millonarias. El sector vitivinícola argentino atraviesa el año más difícil en ventas internas y exportaciones, con temores por un efecto cascada en toda la cadena productiva.

La larga crisis del vino argentino tiene nuevo capítulo. La centenaria Bodega Norton anunció su presentación en Concurso Preventivo de Acreedores, formalizando ante la justicia el proceso para reestructurar una deuda total estimada en U$S 30 millones (unos $44.300 millones según el tipo de cambio oficial BNA de $1.475).

La medida, confirmada por el CEO de la empresa, Tomás Lange, busca “asegurar los puestos de trabajo y la continuidad de la operación en un contexto desafiante para la industria vitivinícola tanto a nivel local como internacional”. Lange explicó que la decisión fue tomada tras evaluar distintas alternativas de solución financiera y que la empresa “reafirma su compromiso con sus colaboradores y la comunidad vitivinícola”.

El golpe financiero de la bodega se detalla en los registros de la Central de Deudores del Banco Central, donde Norton acumula 108 cheques rechazados por un total de $1.442 millones. A esto se suman las deudas ante entidades financieras y los reclamos exigibles “en calle” de proveedores, que según fuentes del sector superan largamente lo oficializado.


Temor a un efecto dominó en la cadena del vino

La preocupación no se restringe a Norton: crecen los temores por un efecto cascada, ya que la situación refleja las dificultades estructurales de la vitivinicultura argentina. “La decisión busca proteger la fuente de trabajo y la continuidad productiva en un escenario donde el mercado está en contracción y el consumo no repunta”, aclaró Lange en el comunicado oficial.

El contexto que enfrenta el sector es crítico. Ahora, con inflación controlada pero con costos dolarizados en aumento, la caída en ventas internas y externas se siente en cada tramo de la cadena productiva y ya impacta sobre proveedores, contratistas y economías regionales asociadas.


Datos duros: consumo y exportaciones en baja

Las cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) exponen la magnitud del desafío. Entre enero y septiembre de 2025, la comercialización de vinos en el mercado interno cayó un 2,5% interanual. El desempeño fue dispar: el vino color mejoró 0,6%, pero el blanco retrocedió 10,8%, representando el mayor retroceso del consumo.

En el mercado externo, las exportaciones de vino disminuyeron 6,3% en volumen respecto al mismo período de 2024. El detalle revela caídas en los tintos tanto fraccionados (-6,4%) como a granel (-11,5%), mientras los blancos a granel lograron un incremento del 5,9%. El vino fraccionado total tuvo una baja del 5,2%, y los blancos fraccionados sólo crecieron 0,9%.


Las causas detrás del colapso: políticas promovidas desde el estado nacional

Más allá de las malas decisiones administrativas de los últimos ejecutivos de la compañía, la situación de Norton es síntoma de un modelo productivo que promovieron los dirigentes de la INV y la COVIAR durante más de 10 años que llevó no solo al estancamiento productivo sino también comercial de toda la industria -menos las bodegas relacionadas a los dirigentes de las asociaciones apañadas por el Estado- y en los últimos años por presión de los costos en alza, contracción del consumo y dificultades en la cadena de pagos.

En el mismo sentido, proveedores de insumos advierten con preocupación que la deuda real “en calle” excedería los montos bancarizados, poniendo en riesgo el tejido empresarial mendocino y argentino.

En la industria del vino -como también en otros sectores-, el consenso es que el futuro del sector requiere soluciones fiscales, políticas de estímulo y estrategias integrales para sostener empleo y producción. Las señales de alarma no solo vienen de las bodegas: toda la red de contratistas, transportistas y productores primarios depende de la estabilización financiera.


Un legado que busca reconfigurarse

A sus más de 130 años de historia, Bodega Norton enfrenta el desafío más crítico desde su fundación. La actual dirección remarca que “seguirá trabajando con esfuerzo y excelencia en cada etapa de su operación”, intentando proteger a más de 400 empleados y a cientos de proveedores directos e indirectos.

El desenlace de esta convocatoria será clave no sólo para Norton, sino para la reputación y confianza del vino argentino en el mundo, en un año donde todas las cifras señalan que la recuperación será un proceso largo, gradual y exigente.


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Juan Romero

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