“Los famosos viñedos argentinos están teniendo dificultades para encontrar botellas de vino en medio de una escasez mundial de vidrio” dice un cable de la agencia de noticias Bloomberg y agrega que este es “el ejemplo más reciente de cómo los retrasos en la cadena de suministro afectan la producción local”.
Más allá que hace menos de un mes los funcionarios del área negaban la crisis de manera pública, la escasez de botellas se vió agravada por un incendio en una fábrica perteneciente a uno de los pocos productores de vidrio en la nación sudamericana. Los bodegueros ahora dicen que los empleos y las ganancias están en riesgo si no embotellan sus productos a tiempo, mientras que los políticos locales advierten que los precios podrían aumentar para los consumidores.
Todo lo contrario sucede en el país vecino. Las fábricas de botellas de Chile lograron mantener su ritmo de producción para abastecer al mercado interno e inclusive contar con la capacidad de exportar envases a la Argentina, lo que pone en evidencia la capacidad de los fabricantes de botellas del país transandino que también cursó la pandemia del coronavirus en medio de una situación sociopolítica compleja.
Tampoco se podrá comprar a Brasil donde la industria del vidrio sufre no solo por el aumento de la demanda local sino más aún por los altos costos de la energía para producir botellas. A nivel gubernamental, se especula con la posible importación desde España y también de Turquía pero hasta el momento cada una de las soluciones que se mencionaron solo fueron rumores y nada concreto.
Según los analistas más positivos, aunque el Gobierno argentino se defina rápidamente otorgando excepciones para la importación de botellas, hecho que hasta el momento está lejos de ser una realidad por la escasez de divisas debido a la crisis económica y financiera por la que atraviesa el país, la solución a la crisis no será fácil de atravesar para industria al menos por lo que resta de este año.
La escasez de vidrio y sus materias primas se producen en momentos en que los enólogos luchan por mantenerse al día con el aumento mundial del consumo de alcohol impulsado por la pandemia. Más de medio millón de puestos de trabajo en la Argentina están vinculados directa o indirectamente a la industria del vino, según Bodegas de Argentina, la cámara vitivinícola más representativa e importante del país.
Así como aumentó la producción y el consumo, las exportaciones de vino de la Argentina también se han disparado como resultado de la escasez de vidrio y cada vez más productos son enviados en contenedores para ser embotellados al exterior.
El 19 de septiembre, se incendió una planta de embotellado en Mendoza, provincia ubicada en la cordillera de los Andes y donde se produce la mayor parte del vino argentino, lo que redujo aún más la oferta. Los enólogos ya han venido enfrentando una escasez durante años dado que solo hay tres fábricas embotelladoras en Argentina y han experimentado dificultades para aumentar rápidamente la producción para satisfacer la demanda.
El Gobierno provincial está pidiendo a las autoridades nacionales que eliminen los aranceles sobre las botellas importadas, advirtiendo que no eliminarlos acelerará la inflación en la industria.
“Nunca habíamos vivido una escasez como esta”, dijo Mariana Onofri, a cuya compañía de vinos homónima le faltan unas 6.000 botellas de las 30.000 que necesita cada año para sus vinos orgánicos. “Como mínimo, mis operaciones se ven afectadas por al menos seis meses más, porque no podré terminar de embotellar”.
“Es difícil no subir los precios porque cuando importamos los costos serán enormes”, dice Alejandro Vigil, enólogo jefe de Catena Zapata, uno de los viñedos más exitosos del país. En toda la industria vitivinícola argentina, “ya teníamos un problema de oferta y el incendio de la fábrica agravó la situación” dijo a Bloomberg.
El problema alcanza a todas las bodegas argentinas, Roberto Thomann, de Bodegas de Salta, expresó al diario El Tribuno que la falta de botellas de vidrio es una “realidad” que se viene manifestando en el sector vitivinícola desde hace varios meses. El empresario contó que también este faltante se produjo porque las empresas no quieren prender más hornos para fabricar las botellas porque están pidiendo tener la certeza de que van a poder contar con el gas suficiente para afrontar todo el período de producción.
“Desde el sector vitivinícola venimos haciendo gestiones, tanto a nivel provincial como a nivel nacional para encontrar una solución a esta problemática. Es cierto que todos los sectores que usan vidrio están con ese inconveniente y nosotros no somos ajenos a esta situación. Dicen que habría un principio de solución por parte de las fábricas de vidrios”, expresó el productor.
En el caso particular de Roberto Thomann, el no se ve afectado directamente por el faltante de botellas de vidrio, pero sí de manera indirecta. En su caso, él no fracciona vino sino que vende a granel. Hace una parte del proceso, ya que elabora el vino que vende a las bodegas, que son las que fraccionan.
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