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El sindicato vitivinícola y las bodegas impulsan aumentos de salarios acordes a la inflación

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Con la participación activa de la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (Foeva), la paritaria 2025 se enfrenta a múltiples desafíos: el pedido de un aumento del 2% mensual y una suma no remunerativa de $ 20 mil, en un contexto de precios estancados y categorías productivas que atraviesan realidades diversas. El próximo encuentro será el 28 de agosto y los ojos están puestos en el Ministerio de Trabajo.


La semana pasada la industria vitivinícola dio inicio formalmente a una de sus negociaciones más relevantes del año. Los representantes de Foeva y de los sectores empresarios de bodegas y viñas se reunieron para negociar la actualización de los salarios, acordando los nuevos valores que regirán de septiembre a febrero de 2026. El encuentro pasó a cuarto intermedio y el próximo debate, clave para miles de trabajadores, está pautado para el 28 de agosto.

El principal reclamo del gremio liderado por Daniel Romero, secretario de prensa de Foeva, es un incremento del 2% mensual sumado a una suma no remunerativa de $ 20.000 mensuales, a partir de septiembre y hasta febrero. “Desde hace tres años no logramos un acuerdo anual, sólo pactos semestrales, trimestrales y a veces bimestrales según la situación económica”, enfatizó Romero, quien además remarcó que este año se retomó la modalidad semestral.

Actualmente, un operario de bodega percibe $ 816.000 con el presentismo incluido, mientras que uno de viña recibe $ 712.000 bajo la misma condición. A estos montos deben agregarse ítems extra como el refrigerio y la antigüedad, que modifican el salario según cada categoría.

El gremio manifestó gran preocupación por el rezago que sufrieron los salarios el año pasado: “Estuvimos seis meses sin ningún ajuste y nuestro ingreso se fue retrasando. La clave ahora es que el Ministerio de Trabajo no imponga un tope de aumento; eso nos complicó en paritarias anteriores”, advierte Romero.

Del lado empresario, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, reconoció que “el sindicato presentó una propuesta que está alineada con el ritmo inflacionario. Lo importante es definir los períodos y cómo impacta en la estructura de costos actual”. No obstante, hay resistencia a otorgar la suma no remunerativa, mientras los dirigentes empresariales reconocen el clima de negociación sensato en torno al pedido del 2%.

Uno de los grandes desafíos radica en la multiplicidad de actores que sientan a la mesa: “El sector bodeguero está representado por diez cámaras, el de viña por nueve. Son dos mesas con realidades productivas distintas y condicionamientos cruzados”, describen desde Foeva, poniendo en evidencia la complejidad de consensuar en medio de tantas voces.

El factor precios agrava la situación: “El precio del mosto este año directamente bajó, y ocurrió lo mismo con el vino blanco de traslado. El vino tinto también se ubica por debajo de los valores de principio de año. Esto complica la negociación, porque los costos continúan en ascenso”, puntualiza Sosa. Frente a este panorama, las cámaras empresarias pidieron al Ministerio de Producción provincial analizar alternativas para tonificar los precios y equilibrar los costos, pero aún no han obtenido respuesta.

Mientras la industria se prepara para una nueva temporada y el inicio de otra ronda de diálogo salarial, la atención está puesta en cómo se actualizarán estos valores y qué impacto tendrán en la estructura de costos, la rentabilidad y la competitividad de uno de los sectores clave del agro argentino. “Buscamos acompañar la inflación real y el costo de la canasta básica. Los trabajadores necesitan recuperar el poder adquisitivo perdido”, rematan desde Foeva.

La paritaria vitivinícola 2025 será escenario de debates cruciales para la economía regional y el futuro de miles de familias que dependen de uno de los rubros más emblemáticos del país.


Negocios Líquidos seguirá de cerca la evolución de la negociación y el impacto en una industria sensible al ritmo inflacionario, a los cambios productivos y a la vitalidad de los mercados nacionales e internacionales.


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Juan Romero

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