Con la fuerza del impulso político, el jueves 29 de septiembre, el Senado de la provincia de Buenos Aires dio media sanción al proyecto de ley que busca devolverle su lugar histórico a la industria vitivinícola en Buenos Aires. La nueva reglamentación propone la creación de un régimen de promoción e incentivos.
Con la fuerza de emprendedores vitivinícolas, de municipios y, por supuesto, de la política -en este caso provincial- el proyecto, elaborado por el legislador del Frente de Todos, el senador Luis Vivona, contempla desarrollar el Régimen de Promoción e Incentivo para la Industria Vitivinícola, un Registro Provincial de Viñedos y Bodegas productoras de vino, el Centro Técnico Vitícola y la marca «Vino Buenos Aires».
Ya no es uno ni dos, ni tres ni cuatro, ni una decena, desde hace 20 años cuando se reactivó la actividad en la provincia son cada vez son más los emprendedores bonaerenses -más allá del deseo personal- que construyen junto a jefes municipales y políticos comprometidos con el desarrollo de una industria que pocos creyeron que podía volver a dar grandes frutos como los que hoy da la tierra y el trabajo bonaerense.
Haciendo un poco de historia, vale recordar que la vitivinicultura estuvo prohibida en tierras bonaerenses y entrerrianas y hasta antes de 1934 Buenos Aires era la tercera provincia productora de vino, detrás de Mendoza y San Juan. Recién 1997 se levantó esa reglamentación nacional de la Junta Reguladora de Vinos (hoy Instituto Nacional de Vitivinicultura).
La ley que promueven desde el Senado de la provincia de Buenos Aires, no solo compromete proyectos vitivinícolas sino que promueve la participación del comercio a través de los grandes supermercados con asiento en la provincia ya que la ley intenta que estos otorguen 2% de las góndolas a los vinos bonaerenses y una alícuota de 1,5% del Impuesto sobre los Ingresos Brutos para las actividades de venta al por mayor de vino.
A la vez, la iniciativa promueve beneficios impositivos para aquellas bodegas bonaerenses que lleven adelante ventas al exterior de vino a granel, las cuales estarán exentas del pago de impuesto inmobiliario rural por un plazo de 10 años y tendrán un crédito fiscal aplicable al pago de ingresos brutos.
«Esta ley pone en valor no solo la industria sino también la posibilidad de generar trabajo y turismo nuestra provincia», afirmó Vivona, en un comunicado distribuido desde el Senado.
Para el legislador, se trata de un «reconocimiento para aquellos trabajadores de la tierra y el comienzo de algo que va a seguir creciendo porque la provincia de Buenos Aires se va a posicionar como exportadora de vinos» como es el caso de la bodega del Grupo Peñaflor, Trapiche Costa y Pampa, que desde sus viñedos de Chapdmalal -en las adyacencias de Mar del Plata- exporta sus productos al Reino Unido donde se consumen los mejores blancos en eventos de nivel global como el torneo de tenis de Wimbledon y las finales de cricket en el estadio de Lord’s Cricket Ground en las afueras de Londres.
«Es muy importante este proyecto, la vitivinicultura es una de las industrias más relevantes de las provincias de Cuyo, pero hace mucho tiempo se viene desarrollando de forma sostenida en Buenos Aires, con muy buenas repercusiones», aseguró el radical Ariel Martínez Bordaisco a la agencia oficial TELAM y agregó que «tiene muchas potencialidad, más allá de la exportación de la vid, es un medio más para fomentar el turismo».
De acuerdo a cifras oficiales, la producción de vino en el territorio bonaerense creció 250% en la última década y la provincia ya ocupa el décimo lugar en importancia de producción a nivel nacional.
Algunas de las uvas tintas que otra vez se encuentran en la zona son malbec, cabernet sauvignon, tannat y merlot, mientras que entre las blancas se destacan chardonnay, sauvignon blanc, albariño, riesling y hasta gewurztraminer. Además de vinos, algunas de la veintena de bodegas ofrecen enoturismo y otros productos, como mermeladas, quesos, miel y hasta artículos relacionados a la cosmética.